Francisco Sánchez 
Medina Gabril & Encarna 
Gonzalez José Manuel & Blanquita 
Serrano Felipe & Josefa 
Luque Amalia  
Anonio Haro & Lolita 
Filardi Antonio 
Fernández Mari Luz 
Marcos Ana una dedicación libro Torcuato (Liège)
Homenaje a las Brigadas Internacionales club de FGLorca Street Gelderland (Liège)
En la boda de su hermano Antonio
Torcuato familia y amigos
Torcuato, Amalia y sus hijos
Manifestación en las calles de Lieja, en favor de los presos políticos españoles
Conserges en el club F.G.Lorca rue St Léonard
(Liège)
Conserges en el club FGLorca rue de Gueldre (Lieja)
Torcuato Espinosa et Amalia Luque (Liège 1960)
Barrio de St Margarita
(Lieja)
Granada, barrio donde creció Amalia
Amalia Luque diciembre  2010
Lugares
Amalia y la familia Correa (Lieja 1960)
  poco después de su llegada.
Recuerdos de familia
Granada, barrio donde creció Amalia
Mi hermana y la familia Correa me esperaban en la estación de Guillemins. Vivíamos en el barrio de Santa Margarita. En esa época ya había muchos españoles, ¡pero todo era tan diferente de Granada!
 
Los primeros meses no me adaptaba a vivir aquí. Mis primeras sensaciones fueron de rechazo. Estábamos en Pascua y yo ya quería volver a Granada en julio. “Esto no me gusta”, le decía a su hermana. Pero a pesar de este rechazo que sentía era muy consciente de cuál era la situación en Granada. Así pues, sólo tenía una alternativa: quedarme y adaptarme.
 
Pero, ¿qué era lo que no te gustaba?
 
¡No lo sé! Aquí todo era diferente…no me hacía a la idea de quedarme aquí. Me faltaba algo, la luz del día era diferente, todo parecía triste. Me acordaba de los que había dejado allí: mis padres, mis amigas, mis primos, el barrio…
 
¿Y cómo hiciste?
 
Enseguida empecé a trabajar cuidando niños en casa de una institutriz. Estaba interna y mis días libres eran los sábados y los domingos. Ganaba 300 francos belgas (7.44 €) al mes, lo que era mucho dinero si lo comparamos con lo que ganaba en Granada. Con la ayuda de mi hermana y de la familia Correa me fui adaptando poco a poco, pero aun así quería volver a Granada.
 
¿En qué ocupabas tu tiempo?
 
Los días libres los pasaba con la familia. Iba por ahí con mi hermana y nos juntábamos con otros jóvenes españoles, en el Madrid, la Marina (dos bares españoles) y en otros sitios. Sin embargo, el único lugar donde me sentía a gusto era en el García Lorca. Allí había muchos jóvenes españoles que hablaban de muchas cosas además de un buen ambiente.
 
¿Dónde estaba el García Lorca?
 
Por aquel entonces estaba en el Monte San Martín y allí fue donde conocí a Torcuato.
 
¿Recuerdas a los jóvenes que conociste por primera vez?
 
Sí, estaba Manolo (el cuñado de Aurora), José, Rafael López, José Cabezas, Antonio Correas y Ángel Cordón.
 
¿Y entre ellos estaba Torcuato?
 
Sí, Torcuato formaba parte de la pandilla. Mi hermana Maruja y yo participábamos en todas las actividades que se organizaban, íbamos a las reuniones, vendíamos el periódico de los jóvenes el domingo por la mañana en el mercado.
 
Así fue como conocí a Torcuato, él se ocupaba de organizar los grupos de jóvenes del García Lorca. Cuando conocí a Torcuato, me empezó a gustar y ya no quería volverme a España.
 
Generaciónlorca quiere recordar a Torcuato y escribir una página de su vida, ¿nos puedes ayudar?
 
¿Cuál es tu primer recuerdo?
 
Junto a los jóvenes del García Lorca yo participaba en todas las actividades que se organizaban, de hecho, recuerdo muy bien el día que fuimos a París a ver a Dolores Ibárruri. Torcuato participó muy activamente en la organización de ese viaje.
 
Él era el responsable de propaganda de la UJCE (Unión de Juventudes Comunistas de España) de Lieja, se encargaba de la distribución del periódico, recaudaba fondos por la venta de “Horizonte” (órgano de la juventud comunista de España) y era miembro del comité provincial. Fue uno de los primeros, junto a Ángel Cordón y otros, en la creación de la UJCE en Lieja.
 
¿Por qué vino Torcuato a Lieja?
 
Su padre ya había dejado Blanes (Barcelona) en 1951. Dejó su trabajo en el campo para venir a trabajar a la mina de la Esperanza en Lieja. Su madre se reunió con él un año más tarde y trajo con ella al pequeño de la familia (Tomás). Torcuato y sus otros dos hermanos se quedaron en Blanes bajo la tutela de su tía.
El mayor de los hermanos tuvo que hacerse cargo de los pequeños. Se dedicaba a cuidar el ganado y a trabajar en el campo, un trabajo muy duro y mal pagado (nunca fue a la escuela oficial, lo que sabía lo aprendió solo).
 
Su padre le encontró trabajo en la mina de la Esperanza, donde él también trabajaba. Torcuato se fue de Blanes (Barcelona) con sus dos hermanos, Antonio y Manuel, en 1955. Tenía 17 años. En cuanto llegó a Lieja le contrataron rápidamente en la mina de la Esperanza
 
Volvamos a sus actividades en la UJCE.
 
Torcuato pasó la juventud en el partido (PCE), fue miembro de la célula Toledo y del Comité Regional. Además, fue candidato a las elecciones de los consejos consultivos, con Antonio Chacón y Antonio Haro, y participó en las tareas de Comisiones Obreras (sindicato español).
En algunos momentos también se tuvo que hacer cargo de llevar el club
 
¿De cuál de ellos?
El partido le pidió que se encargara de llevar el club de la calle Gueldre.
Torcuato era muy apreciado por los jóvenes, quienes le ayudaban mucho; de hecho, yo estuve enferma varios meses y eran ellos quienes le ayudaban a limpiar el local. Se trataba de un local muy grande y gracias a la amistad y la solidaridad de los jóvenes pudimos mantener nuestro puesto al frente del club. Por dos veces nos ocupamos del club de la calle Gueldre. Más tarde, cuando el club se cambió a la calle Saint Léonard, también nos ocupamos de este local.
 
¿Durante cuánto tiempo?
 
Dedicamos diez años a la vida del club. El ambiente familiar que había durante las fiestas constituía unos momentos excepcionales para Torcuato y para mí.
 
¿Qué era tan excepcional?
 
Todos los miembros del club y los amigos que frecuentaban el local lo hacían con un espíritu de solidaridad. Trabajábamos por la lucha antifascista, para ayudar a las familias en España. Todo el beneficio del club iba para “el interior”, es lo que nos decíamos. El pueblo sufría mucho por culpa de la dictadura. Los trabajadores estaban en prisión y las familias no tenían nada que comer. Así que sí, todo el beneficio del club era por la solidaridad.
 
Me decías que Torcuato también ayudaba a los españoles, ¿Qué hacía en particular?
 
Además de llevar el club, Torcuato siempre estaba disponible y ayudaba a los camaradas y a los amigos en lo relacionado con sus pensiones. Les ayudaba a rellenar los documentos, concertaba citas con la Embajada y los acompañaba.
 



¿En algún momento considerasteis la idea de volver a España?
 
Cuando Torcuato se jubiló quería volver a España para ir a vivir a Málaga. No era una decisión fácil porque nuestros hijos y nuestros amigos estaban aquí. Poco después cayó enfermo y la idea de volver quedó marginada. Torcuato murió en 2007 y, desde entonces, yo me siento bien aquí al lado de mis hijos.
 
Para mí España siempre será mi país, pero ya nunca volveré a vivir allí. Aquí estoy muy bien con mis hijos y mis amigos, “empezar una nueva vida allí sería difícil”.
 


Liège  décembre 2010
Notas tomadaas por Manuel Rodriguez
Amalia dejó Granada a los 17 años. No tenía trabajo y el poco que había durante esos años estaba mal pagado. Pertenecía a una familia numerosa donde el único salario que había era el de su padre, muy escaso para mantener y dar una vida decente a una familia.
 
A los 11 años Amalia tuvo que dejar la escuela y ponerse a trabajar. Entró a servir en casa de un médico cuidando a los niños. Mientras recuerda su infancia Amalia comenta: “tenía que ayudar a mis padres económicamente porque en la familia éramos 7 niñas y 3 niños. Yo era la segunda y mi hermana mayor ya trabajaba”.
 
Un año antes de salir rumbo a Lieja Amalia trabajó en una fábrica de mantecados (bollos típicos de Navidad en España). El horario era de 7 de la mañana a 6 de la tarde y el salario muy pequeño. Durante la época de las fiestas era agotador, se trabajaba sin descanso día y noche. Apenas le quedaba un poco de tiempo para el ocio, casi no salía de casa.
 
Su padre trabajaba en el ferrocarril y su madre se encargaba de la familia. No veía mucho a su padre porque se iba temprano por la mañana y volvía a casa tarde.
Así fue como en 1960, con sólo 17 años, Amalia decidió venir a Bélgica. Su hermana Maruja ya estaba en Lieja, pues gracias a la familia Correa había podido venir algunos años antes.
 
Amalia recuerda perfectamente los primeros días.
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